viernes, 14 de octubre de 2011

¿Qué es nuestra vida?

No tenemos tiempo de vivir. La máquina nos engulle más que nos libera. Ni el hambre ni la guerra han desaparecido de la superficie del globo. Combatimos nuestra inquietante condición a base de somníferos y televisión. El bienestar del nicho mental que nos rodea debilita nuestro cuerpo y la fatiga urbana nos sobreexcita los nervios. El progreso hace las veces de religión y el dinero de sacramento. La preocupación nos corroe, la congoja nos acaricia. Dormimos mal por la noche. De día no estamos despiertos del todo. Pensamos en naderías, pensamos demasiado, no cesamos de pensar. Ni siquiera tenemos tiempo de respirar. Además el aire que respiramos comienza a ser tóxico, el agua que bebemos contaminada, la tierra que habitamos superpoblada. El sentimiento de supervivencia preside cada isntante y amenaza bajo el ahogo de las formas de vida sobre el planeta y la autodestrucción atómica. Falta energía; no únicamente la que procede de la madera, carbón o petróleo, sino también la forma más sutil, el resorte para hacer frente a la situación. ¡Y qué situación! Un doloroso viaje entre el nacimiento y la muerte, un relampagueo de conciencia, fulguración breve, como la chispa que salta del sílex o el astro aparecido en la noche.
¿Porqué estamos en la Tierra? Hemos perdido los orígenes.

"La práctica del Zen", Taisen Desimaru